domingo, 28 de septiembre de 2008

Seguimos Siendo Boricuas

Tras 110 años de presencia estadounidense en la Isla, debemos preguntarnos: ¿Qué ha sucedido con su plan de asimilarnos culturalmente? Sus intentos han sido muchos, comenzando con establecer un gobierno militar seguido con la Ley Foraker en el 1900 y siguiendo esa misma línea hasta establecer escuelas de enseñanza totalmente en ingles. Luego en el año 1917 accedieron a otorgarle a los puertorriqueños la ciudadanía estadounidense.

Pero aparte de estos altibajos y todo lo que los puertorriqueños han obtenido de los estadounidenses debemos destacar nuestra resistencia natural a dejar nuestra cultura atrás. Es de admirar cómo nuestras raíces han sobrevivido a la invasión de los “amigos del norte”, y a leyes como la Ley de la Mordaza con la cual se prohibía hasta tener una bandera de Puerto Rico en algún hogar puertorriqueño, y se arrestaba a todo el que profesara creer en la independencia, con la excusa de que era un subversivo y una amenaza al gobierno. 

¿En qué otro lugar del mundo podríamos escuchar en las noches el canto de nuestro coquí y sentirnos relajados? Sería muy difícil para nosotros y nosotras dejar de comer nuestro pedacito de lechón, pasteles, arroz con gandules y arroz con dulce en navidades. Y ni pensar en olvidarnos del buen coquito y las parrandas navideñas así como de nuestra tradicional fiesta de Reyes. Seamos honestos ¿A cuántos de nosotros se nos hace difícil cantar “Preciosa” o “Verde luz” al escucharla? ¿Qué boricua se resiste a bailar bomba y plena? ¿Quién no se sintió orgulloso cuando Puerto Rico le ganó a E.U. en aquel juego histórico de las olimpiadas del 2004, o cuando pelean Tito o Cotto?

Algode igual importancia aparte de nuestras tradiciones es nuestra raza, nuestras raíces, la cual sigue siendo mezcla de la lengua y el cristianismo que trajeron los españoles, de la fuerza y trabajo del africano y de la hermandad, hospitalidad y también bravura de los Taínos. La idiosincrasia, nuestra forma de ser, nuestra forma de hablar, es y será diferente a los estadounidenses. No hay dinero, ni ley, ni estatus que lo cambie. Dicen de la yerba bruja que hasta en libros sus hojas suelen retoñar. Acariciándome quedo con la esperanza. Coño…

¡Despierta Boricua!

Por: Yarimar Torres León 

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